Era una tarde normal, no sé qué ha pasado este día, si es un día como los días de los que habla Cohelo en el cual el universo conspiro para que este evento ocurriera; la verdad con el paso de los días ya me había acostumbrado a tu ausencia, una ausencia forzosa diría yo, pero maniobrable gracias al pasar de los días, pues como dicen por allí el tiempo nos acostumbra a lo que ya no tenemos. Siempre me he preguntado en algunos de los momentos de introspección que suelen llegar en las noches para cuándo será el día que te vuelva a dirigir la palabra o que tal vez te pueda volver a ver y poder tocarte o tan solo saludarte; nunca la vida me dio la respuesta hasta el mes de mayo, cuando de repente te vi entrar no con la mejor actitud o con la sonrisa que siempre te caracterizaba al voltear a verte, pero el tiempo que me hizo acostumbrarme a tu ausencia en ese momento se detuvo lo que no fue capaz de contener fue la aceleración de mi nervioso corazón al volverte a ver. El universo abrió un
U n día menos pensado salí en la búsqueda desesperada de respuestas el mundo tiene muchas para todo pero en realidad ninguna llegaba a mí, la ira me poseía me enceguecía porque mi mente estaba ansiosa de tener muchas de las respuestas que me atormentan y me entristecen porque hay preguntas que a veces lo único que hacen es dejarnos un sin sabor que provoca en lo más profundo del corazón tormentas que son indescriptibles para la mente, pero el corazón es solo un músculo controlado por mente, pero que a veces parece más dominada la mente que el mismo corazón ese invento que le da poder a un músculo para hacernos llevar los estados de ánimo debió ser creado por alguien que estaba peor de loco que yo, pero que fue un loco que provoco un desorden en las futuras generaciones la verdad porque nos enfermó el pensamiento libre de sentimiento, nos contagió de una enfermedad destructora una enfermedad que nos daña, pues darle poder al corazón fue una idea descabellada que se difundió como la dro