Era una tarde normal, no sé qué ha pasado este día,
si es un día como los días de los que habla Cohelo en el cual el universo
conspiro para que este evento ocurriera; la verdad con el paso de los días ya
me había acostumbrado a tu ausencia, una ausencia forzosa diría yo, pero
maniobrable gracias al pasar de los días, pues como dicen por allí el tiempo
nos acostumbra a lo que ya no tenemos. Siempre me he preguntado en algunos de los
momentos de introspección que suelen llegar en las noches para cuándo será el
día que te vuelva a dirigir la palabra o que tal vez te pueda volver a ver y
poder tocarte o tan solo saludarte; nunca la vida me dio la respuesta hasta el
mes de mayo, cuando de repente te vi entrar no con la mejor actitud o con la
sonrisa que siempre te caracterizaba al voltear a verte, pero el tiempo que me
hizo acostumbrarme a tu ausencia en ese momento se detuvo lo que no fue capaz
de contener fue la aceleración de mi nervioso corazón al volverte a ver. El
universo abrió una puerta que tal vez me daba miedo explorar por miedo a tu reacción
o miedo a que fuese ignorado como siempre lo has hecho, pero tuve el valor de
hablarte y poderte tocar, tal vez notaste mi miedo o el tono débil de mi voz,
pero todo ello no importó porque por un momento volví a ver tu rostro que no el
logrado olvidar.
Me pregunto cuál es la razón de volver a verte y
hablarte, pero aún no obtener respuesta, me da miedo esperar y esperar para obtenerla,
pero sé que tarde o temprano esta respuesta llegara, sé que el universo conspirará
para que esa respuesta llegue de nuevo a mis manos, mientras tanto yo sigo
esperando con ansia que algún día todo vuelva a ser como antes o mejor. Solo espero que con este reencuentro aunque sea recuerdes lo mucho que mi ser arde por ti o que por lo menos por un momento te cruce mi ser en tu pensamiento.
Domingo 6 de Mayo de 2017 @Fernandomoncar
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