«Tenemos
que estar siempre preparados para las sorpresas del tiempo»
Paulo Cohelo
La maldición de
los cinco años fue un invento, que surgió de mi experiencia personal,
constantemente mis frases hacia mis compañeras o amigas de trabajo es que el
amor de su vida se esfumaría a los cinco años de relación, a lo cual llame la “maldición del quinto aniversario” fue en
realidad una manera de superar una vivencia que termino en el quinto
aniversario de la peor manera o la mejor
manera, en realidad no sé cómo la pueda catalogar pues fue mala porque fue un
proceso de duelo en el cual me encerré por mucho tiempo y fue buena porque al
final de todo conocí la verdadera esencia de una persona que en algún momento
me causo dolor indirectamente o sin querer pero que fue pieza fundamenta en el
proceso de superar este duelo, al igual de todos los hechos se aprende y de lo
bueno y lo malo siempre debemos extraer lo que nos haga enriquecer para ser
mejores personas cada día.
Cierto día desperté
reflexionando sobre esta historia, lo
cual me marco, pero es duro cuando dices estas palabras sin pensar a alguien
que estimas y estas tienen poder y se hacen realidad; son hechos que congelan
que dejan la mente fría al hacer realidad algo con que jugabas y molestabas a
las personas que están en nuestro entorno diario.
En el camino nos
encontramos con sorpresas, es una realidad cruel y una realidad a la cual todos
debemos enfrentarnos, hay momentos que son detonantes para hacer de nuestros
estilos de vida estables en un completo momento de desastre, en un momento una acción
nos puede llevar a una reacción que nos lastima mucho, por lo que nos
encontramos, pues creemos siempre que nuestra vida perfecta va a durar por
siempre, pero en realidad cuando la vida nos muestra que estos son solo etapas
que poco a poco vamos superando, el apego y nuestros miedos nos hacen
desdichados, podemos llegar a momentos en que el látigo para lastimarnos a
nosotros mismos se convierte en la única explicación para estas situaciones que
se nos presentan día a día, tal vez sea una forma de auto consuelo para tratar
de alejar tanto dolor que nos rodea en ese instante, pero en realidad la conclusión
más importante de ver este tipo de situaciones es que ninguno de nosotros
estamos preparados para perder a que está a nuestro lado, nos volvemos persona-centristas, sentimos que
nuestra vida no tienen sentido al no estar con la persona que decimos amar, o
la persona que nos acompañó durante una etapa de nuestras vidas, así lo viví en
mi caso personal y así mismo lo vi reflejado en una compañera que le llego la maldición
con la que tanto jugamos y que entre bromas y risas le fui programando en su
vida (asumo yo) pero su amor a los cinco años se marchó, porque tal vez ya cumplió
una etapa a su lado y tal vez en este momento de su vida necesite evolucionar
al lado de alguien que no es ella. Vi reflejado en ella aquellas lágrimas que
me atormentaron durante largas noches, pero también pude reflexionar sobre los
apegos que nos rodean al volvernos persona-centristas y cuando convertimos
nuestra vida en la vida de las personas que nos acompañan en una posible etapa
de su vida.
Simplemente
creemos que estamos ya en una etapa de realización y que nada ni nadie va
interferir en este estado de confort y
nunca nos preparamos para las sorpresas que nos vamos a encontrar en el camino…
@Fernandomoncar
@Fernandomoncar
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