Que cada uno de nosotros recibimos lo que merecemos es una
posible realidad en mi vida, no me considero una persona perfecta; pero tampoco
me considero el peor error de la creación, en el mundo he visto cada uno de los
espejos que la vida me pone en el camino, un camino que ha sido lleno de luz
pero que también me ha mostrado la tormenta, los días de luz me han servido
para hacerme fuerte y poder resistir esas tormentas que llegan para opacar para
quitar hasta las ganas de levantarme o las ganas de seguir luchando… Pero ¿Quién
no ha sentido perder la batalla antes de lucharla? Creo que muchos de nosotros
lo hemos vivido en nuestras experiencias de vida, que tal vez nos olvidamos de
lo fuertes que podamos ser y muchas veces nos llenamos de miedo ese miedo que
nos hace creer perder la batalla antes de lucharla, ese miedo que nos opaca y
que alimenta la fuerza de las tormentas de incertidumbre y que nos hace hasta
llorar, perder la fe o simplemente nos hace ya vernos perdedores sin ni siquiera
intentarlo.
Esta
es la reflexión de lo que llega a mi mente un día como hoy, pero más que una reflexión
es una invitación a todos aquellos que nos sentimos perdedores sin luchar, que pasaría
si dejamos el miedo que nos sembraron y lo dejamos atrás de nuestras vidas y lo
cambiamos por el valor de aceptar que somos más fuertes de lo que pensamos ser,
quizás nos subestimamos pensando que dejar atrás muchas de las cosas que
tenemos en el presente son nuestra perdición, que la vida dejara de tener
sentido si nos desapegamos de aquello que nos rodea que la vida perdería ese
sentido y esa magia que creemos tener en el presente; pero que en realidad no
es más que una ilusión que creemos tener todo pero en realidad no tenemos nada.
Lo he vivido en carne propia muchas veces la duda me ha corrompido la
estabilidad de perder todo lo que vivo y tengo es cruel lo que he sentido que
llegado a pensar que si pierdo lo que tengo me llevara a la infelicidad, pero
con el pasar del tiempo he llegado a la conclusión que perder lo que nos rodea
nos libera y que después de muchas dudas, lágrimas y cuestionamientos puedo dar
fe que fue lo mejor que pudo haberme pasado liberarme de lo que me ataba me ha
enseñado a ir más liviano más sabio y más consiente.
No
puedo negar que a veces recaigo en la falsa idea de felicidad y caigo en el
miedo todo ha sido un proceso, pero solo con sacudirme por uno o dos días de ideas
que no me aportan vuelvo a sobrevivir a alimentar mi libertad mi ánimo y lo más
importante mi fe una fe que no es fanática es una fe pura y sensata pues no es
infundada por nadie sino solo está sembrada y programada en el fondo de mi esencia
que esta pura e imperfecta dentro de mí pero que es el motor que me carga un
motor lento que tarda en inundarme de
esa fe energética pero que ese motor tarda solo porque no hay inyección de mi
parte pero que al fin y al cabo es tan completo que trabajando medias es capaz de lograr algo positivo en mi
pensamiento inestable y ruidoso, loco, enfermo pero mio tan mio como estas
palabras pero tan fuerte que es capaz de definir lo que soy un humano que está
en formación y que cae y se levanta para seguir en busca de lo que llamamos
vida plena.
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